Reunión de traidores by Burton Hare

autor:Burton Hare
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
publicado: 1965-04-30T23:00:00+00:00

CAPÍTULO VII

Resultaba alentador dejar resbalar los ojos por su figura, y detenerlos en su rostro dulce y apasionado a la vez, con la brillantez de su mirada y el rojo de los labios prestos al beso.

Aunque en aquellos instantes una expresión de pesar turbaba su acostumbrada alegría.

—Haré lo que quieras, Ben —manifestó de entrada—. Deseo que el canalla que ha matado a Dick reciba su merecido.

—Sólo deseo que te quedes aquí, querida. Esta noche voy a tener trabajo y es posible que necesite comunicarme contigo si preciso ayuda. Entonces podrás llamar al teniente Silk para darle los informes que yo te transmita. Tal vez la espera dure toda la noche, Alice…

—No me importa; estaré aquí bien despierta, Pero ¿qué vas a hacer tú?

—Todavía no estoy muy seguro, pero o mucho me equivoco o ese italiano habrá quedado muy preocupado después de nuestra visita. Si tiene algo planeado decidirá precipitar el desenlace, adelantar fechas para poder escapar cuanto antes…, y si es así, yo estaré presente.

—¿Es que sospechas qué está preparando en realidad?

—Eso es lo malo, que no lo sé. Por una parte finge que va a casarse con Brigid, cuando eso no me parece posible. Hay ciertos detalles que no encajan. Además, ese tipo anda detrás de algo que no puede ser el dinero de los Bolton. Sabe perfectamente que en cuanto Brigid se case con él el padre cerrará la bolsa y no soltará un solo dólar. Incluso ha variado su testamento, de manera que ni con su muerte podría el italiano hacerse con uno solo de sus dólares.

—Es absurdo. ¿No estará enamorado de veras?

—Tonterías. Yo había pensado en un secuestro, ¿comprendes? Pero tampoco tiene sentido alguno. Si pensaba secuestrar a Brigid no necesitaba armar todo este alboroto, ni esperar días y días con la comedia del noviazgo. Podía haberse apoderado de la muchacha en un centenar de ocasiones… Aparte de que está dejando tantos rastros que en un caso de rapto podría seguirlos hasta un ciego.

Alice se quitó los guantes y los dejó sobre la mesa junto al bolso. Después dio un rodeo y vino a mi lado. Sus labios descendieron hasta unirse a los míos, y el largo beso actuó en mis sentidos como una especie de sedante. Le rodeé la cintura con el brazo y quedó sentada junto a mí, envolviéndome con la suavidad de su aroma y el calor de su cuerpo, aprisionado dentro de un vestido tan ajustado que parecía inverosímil que hubiera podido meterse dentro de él.

—Prométeme que tendrás cuidado, Ben —murmuró—. Pasaré una noche terrible aquí sola, esperando que me llames…, imaginando lo que estarás haciendo…

—No dejaré que me sacudan, amor. Tengo que vengar a Dick y no podría hacerlo si les diera una sola oportunidad… Además, la idea de que estarás esperándome me hará salir de cualquier apuro.

—Pero ni siquiera sabes qué debes buscar…

—Creo que lo sé, aunque no comprendo de qué manera podré conseguirlo. Si supiera por lo menos qué planeaba ese maldito italiano…

—Quizá piensa casarse realmente y ejercer después

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